Y este cuento se acabó, que no vale la pena llevar al veterinario a un gato tan curioso, si acaso, o tal vez tampoco lo merezca, al taxidermista. El exceso de control, ese innato y tan desarrollado instinto de los felinos, no debe confundirse con la curiosidad que, salvo la sana, es siempre compañera de la desconfianza. Una traición nunca se sospecha, se sufre y se pasa página, o se cambia de libro; en cambio, la sospecha es mero recurso tautológico contra la inseguridad, que además de convertir al presunto inocente en sospechoso culpable, no se detendrá hasta encontrarlo.
La próxima IA de Meta podría enterrar una de sus promesas clave
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[image: Mark Zuckerberg, CEO de Meta, con el logotipo de la compañía
detrás.]
Meta está preparando uno de los cambios más grandes de su historia para
pod...
Hace 4 horas
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