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Más madera!: el fin justifica los medios.










Hoy, en el planeta Tierra, nadie escapa a las palabras pronunciadas en el discurso de toma de posesión del nuevo Presidente de los EE.UU.

Personalmente, me quedo con el mensaje (obsoleto si lo analizamos desde esta orilla del Atlántico) que Obama quiso transmitir para evitar una promesa susceptible de no ser cumplida (como acontece con todas las promesas políticas) referida a la intervención pública en materia de presataciones sociales (sanidad y educación, básicamente):

"La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro gobierno es demasiado grande o pequeño, sino si funciona..."

Decíamos obsoleto, porque en la vieja Europa el llamado Estado Social es algo que forma parte de la garantía del producto y que, claro está, lo encarece. Las reformas que precisará el modelo norteamericano para dotarlo de unas prestaciones sociales básicas son tan ingentes que por eso mismo el propio Obama se cuidó mucho de lanzar no ya campanas, sino campanillas, al vuelo del imaginario colectivo anclado en el american dream tan ajeno al Estado protector.
Conviene, no obstante, recordar dos acontecimientos que demuestran lo cruel que ha sido la História con la joven nación norteamericana. El primero, su entrada en la II Guerra Mundial en 1.941, determinó la salida de la gran depresión  después de 15 años de new deal inoperante y sentó las bases del Estado del Bienestar en Europa occidental. El segundo, apuntado por Carter y después ejcutado por Clinton en los 90, la apertura social del crédito hipotecario que es la causa remota de la actual crisis económica. 
Injusta sí, pero también inepta la gestión republicana (sin excepciones) de los periodos de bonanza.
Tengo para mí que la megapolítica, los grandes lobbys, decidieron hace tiempo poner fin a las crisis cíclicas de la economía mundial por el expeditivo procedimiento de reventar el sistema ante el riesgo de perder el control que peligrosamente se desplazaba hacia manos
no tan invisibles.
Obama puede representar la esperanza, un ideal de prosepridad en paz y libertad, pero no puede luchar contra la História que una y otra vez se encarga de demostrarnos que el mayor enemigo de la Humanidad son los  propios seres humanos.

¡Que inventen ellos!

Siempre me admiró el orden inglés, esa peculiar forma de entender su continente. También me llamó la atención el diseño holandés, esa particular batalla contra el mar. Ahora bien, llevar el orden y el diseño más allá de lo razonable puede provocar accidentes y si no basta observar la siguientes rotondas.



La llamada rotonda mágica presenta una peculiaridad, en realidad es toda ella una peculiaridad, y es que en las cinco subrotondas satélites se circula en el sentido de las agujas del reloj y en la central, al revés. Sí, ya entiendo, es necesario un plano que aquí va.

Y esta otra, no menos peculiar, me hace reflexionar sobre la viabilidad futura de un verdadero transporte urbano basado no en coches sino en casas. En cualquier caso, resulta muy apropiada la cita de Unamuno para estos delirios, pues eso ¡que inventen ellos!.

El letargo de la primavera


o la perversión metafisica del amor.

(PS. otras perversiones aquí)

Carla al desnudo


La recordáis, verdad?. Bueno, pues sabemos ya el precio pagado por ella la foto (o sería al revés) en la subasta de Christie's en New York, casi 60.000 €. El adquirente, como no, un fetichista coleccionista (ahora sí) chino. Lástima de grandeur! y yo que creía que no tenía precio.


Felicidad, ¿seguro qué es eso?


Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien, discrepo; justamente lo contrario, tranquilidad del espiritu al comprobar que nadie nos domina, una suerte de trasversalidad empática con uno mismo en justa dosis de vanidad. Lo contrario de la felicidad no es la tristeza, ni siquiera el sufrimiento, es la alienación. Ser feliz es aprehender la vida, de uno y de los demás, sin intención de poseer nada.